Cómo hacer Mole

El mole es uno de los platillos más emblemáticos de la gastronomía mexicana. Su historia se entrelaza con las culturas prehispánicas, dando como resultado un platillo que es un ritual y una fiesta.

Existen muchos tipos de mole, y cada uno tiene su propio carácter. El más famoso es el mole poblano, con su sabor agridulce y notas de chocolate. Sin embargo, también está el mole negro de Oaxaca, o el mole verde, fresco y vibrante gracias a sus hierbas.

La base de la mayoría de los moles son una combinación de chiles secos, como el ancho, mulato, pasilla y chipotle. Estos chiles son los que le dan el color y la profundidad de sabor a la salsa.

  • Especias: Canela, clavo, pimienta, comino y anís.
  • Frutos secos y semillas: Cacahuates, almendras, ajonjolí y pepitas. Estos ingredientes aportan textura y cuerpo.
  • Pan, tortillas o galletas: Ayudan a espesar la salsa.
  • Tomates y tomatillos: Aportan acidez y balance.
  1. Chocolate de mesa: Es el toque final que le da el dulzor característico al mole.
  2. Limpiar y tostar los chiles: Retira las semillas y venas de los chiles. Después, tuéstalos en un comal o sartén sin que se quemen e hidrátalos en agua caliente.
  3. Tostar especias y semillas: Tuesta las especias, frutos secos y semillas.
  4. Freír los demás ingredientes: Fríe en poco aceite los tomates, la cebolla y el ajo.
  5. Moler todo: En una licuadora, muele todos los ingredientes por separado hasta obtener una pasta tersa y homogénea.
  6. Cocinar la salsa: En una olla grande con aceite, fríe la pasta de mole. Revuelve constantemente para evitar que se pegue. Cocina a fuego bajo por al menos 30 minutos.
  7. El toque final: Agrega el chocolate de mesa y azúcar. Es aquí donde puedes jugar con los sabores, agregando más sal o azúcar según tu gusto.

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